lunes, 26 de diciembre de 2011

Deseos


Hace tiempo cuando de niño abandone el universo de la observación plena para encerrarme en el pequeño mundo de las creencias, pensaba que con solo desear algo con fuerza por solo saber que es bueno se cumpliría.
Muchas navidades deseé y pedí con plena convicción que nadie estuviera solo, que ningún niño se sintiera abandonado por no recibir un juguete o que no faltara el pan en ninguna mesa en cualquier parte del mundo.

Pronto supe que no era atan fácil.

El poder de mi adolescencia me llevo a creer que si regaba mis sueños con la fuerza de la esperanza pronto florecerían. Pero tampoco funciono.

Cuando en mi adultez descubrí el poder de ser hombre y creí en mí, en el poder de la convicción y la perseverancia de un alma, descubrí que podía volver a soñar.

En la confianza que hoy tengo en la humanidad deseo y les deseo felicidades para estas fiestas, sabiendo que todo es posible.
Ya no por el designio postergado de dios trabado en la burocracia de la fe, sino por la convicción de hombres y mujeres simples dispuestos a materializar sus sueños.

sábado, 26 de noviembre de 2011

La historia más oscura dentro de la historia


Una larga historia dentro de la historia de los pueblos marca la identidad pobre y mediocre de la humanidad, la historia de la esclavitud es tan remota que es difícil establecer su origen.
Ni las religiones más importantes, ni los filósofos más elevados, ni los profetas que definieron la moral y los dioses, dieron su tiempo para abolir la esclavitud, fueron los propios esclavos que tras años de lucha desigual, de muertes tan injustas como su cautiverio lograron alcanzar la luz de la libertad, luz que muchas comunidades aún les falta afianzar.

Es difícil entender este fenómeno, como podría un hombre tratar a otro como un animal doméstico sin que se perturbe su conciencia?, darle órdenes como a un perro, darle de comer y hacerlo dormir con menos dignidad que un animal. Y aunque pudiéramos entender a un hombre o una mujer, como entender a pueblos enteros, los que se encontraban en la sima de la cultura.
De hecho la historia de la esclavitud me sirve en lo personal para entender la historia de la cultura, pues a mi criterio empezaron juntas, y sueño a veces con que también terminen tan hermanadas como empezaron.

Las respuestas que justifiquen este fenómeno social pueden ser muchas, pero la que más me satisface es que los propietarios de esclavos no los veían como hombres o como pares, tal vez el color distinto de la piel, la falta de vocabulario acorde al estúpido concepto de civilización marque en sus pobres mentes una diferencia que los aleje de su humanidad.

Tras las luchas, tras la sangre derramada en reclamo de lo justo, la cultura manifiesta en tono de discurso que la esclavitud ha terminado, ocultando nuevamente a su hermana entre sus pliegues.

Pero no es así, la oscuridad no ha terminado, solo es más macabra y tenebrosa, y como lo hiso en su momento vuelve a nutrir el sadismo y la perversión, que necesita alimentarse de almas inocentes para mantener su podredumbre.
La trata de blancas supera en crueldad y bajeza todo lo conocido en la historia del comercio de almas, niñas y niños son robados, privados del calor de la mirada materna, de la simpleza perfecta de un juego de niños, del amor, la ternura y todo aquello que nutre un ser para ser feliz, miles de adolescentes son raptados y privados de todo futuro que concibamos como tal, privados de su vida, de su dignidad, de su esperanza. A cambio sus cuerpos están condenados a la violación, sus mentes condenadas a la mutilación, sus personalidades serán despezadas.
Están destinados a sufrir vejaciones de cuerpo y espíritu hasta que la muerte se apiade de sus desdichadas vidas, ellos están olvidados de dioses y también de la mayoría de nosotros. Pero no te engañes están muy cerca nuestro, en nuestro barrio, cerca de nuestro trabajo, en nuestro entorno.

Te pregunto ahora, quien sos, que sos, sos parte de la complicidad de la muerte, de la tortura, de la mentira?
El silencio es complicidad, también es cobardía, pero no sirve, cuando el dolor te alcance será tarde, allí encontraras tu valor, pero no te alcanzará para sanar tu alma.

Tal vez todavía estés a tiempo.

Si ves o sabes algo de este macabro comercio de inocentes utiliza las asociaciones que se dedican a combatir este flagelo, sé inteligente, no lo denuncies directamente pues eres demasiado vulnerable, pero denuncia y veras que eres digno de mirar a un niño a los ojos, y de sentarte en paz sabiendo que hiciste lo correcto. Tal vez sin saberlo estas salvando a tu hijo o a tu hija, al niño que no te arrancaran de tu alma.

Y tal vez, te estés salvando a ti mismo.


domingo, 13 de noviembre de 2011

Credo Personal


No creo en el tiempo, tampoco en la distancia.
No creo en la verdad tampoco sinceridad
No creo en la libertad, aunque me suela sentir libre
No creo en la honestidad, aunque sé que los ojos no mienten
No creo en los triunfos, tampoco en los fracasos

No creo en la independencia, tampoco en las propiedades
No creo que el hombre sea la mayor inteligencia
Tampoco creo en dioses y menos en demonios
No creo en la individualidad, menos en la identidad
No creo en lo sobrenatural, pues nada hay más allá de la naturaleza
No creo en la muerte, tampoco en el olvido

No creo en el amor sin odio, ni en el odio sin amor

Creo en el destino, y también en los que hacen su camino
Creo en la vida aun cuando habita en el silencio de lo inerte

Creo en el hombre, en su bajeza digna del infierno más temido
En su grandeza, digna de la jerarquía que solo él puede alcanzar

Creo en el hombre y su gran capacidad de creación
Creo en la belleza como máxima manifestación de la naturaleza
Creo en el arte y su majestuoso poder
Creo en la nobleza de lo simple
Creo en el orgullo de la vida
Creo en la totalidad de cada pulso, de cada latido

Creo en la esperanza, cuando habita en los ojos de un amor perdido
Creo en mis pasos cuando ya no hay razón para avanzar
Creo en mis manos cuando se aferran a mi sangre
Creo en el poder de mi corazón cuando late al ritmo del todo

Creo en la plenitud de dos almas danzando
Creo en ti, aunque tú no creas en lo que eres.

sábado, 23 de julio de 2011

La Princesa (un cuento real)



La joven volvía de estudiar con sus amigas, estaba esplendida, el sol elevaba los reflejos de su cabello he iluminaba sus hermosas piernas ya delineadas debajo de la falda, era hermosa, no la más hermosa, pero si una de las más hermosas.

Una amiga le comenta que podía ser más hermosa aún, podía ser la princesa que a todos fascinaría, es re fácil le comento la niña, solo tienes que seguir los consejos de Ana y Mía, pues en realidad son hermanas.

La joven comenzó un camino que la llevo a parecerse cada vez más a la princesa de sus sueños, cada día se sentía más cerca y se veía más lejos de esa muñeca que aún gobernaba la cabecera de su cama.

Ana y Mía se convirtieron en su guía, y ella en su devota seguidora, la joven paso por grandes desafíos, su familia por ejemplo, ellos no la entendían le pedían que coma, martirizaban su cerebro cada vez más confuso obligándola a hacer lo que no quería, incluso su novio la obligaba a comer cuando ni siquiera tenía hambre, en estos casos es cuando solo Mía podía asistirla, pero aun así no era fácil, pues su familia la vigilaba siempre.

La joven quedo sola, pero sus guías también la asistirían en esto, pues la acercaron a una comunidad cada vez más grande de seguidoras de Ana y Mía, ellas si la comprendían, ellas si la acompañaban, la joven ya no estaba sola.

Cuál será el peso de la perfección?, solo esa pregunta manejaba sus metas, no fue suficiente con 55, tampoco los 50, creí que los 45 era mi última meta, serán los 40?, era ese el número de la Princesa perfecta. Odiaba los espejos, ellos engañaban, deformaban las imágenes, atormentaban los sentidos.

Una tarde la joven dormitaba en el banco de un plaza, estaba muy débil, cuanto hace que ayunaba?, tres días o cuatro?, ya no lo recordaba, pero dormir estaría bien, dormir también adelgaza.

Entre sueños escucho una sirena y ruidos metálicos, una voz de hombre ordenaba colocar una sonda, se escuchó el llanto de una mujer, parecía el de su madre. Luego sintió una gran y profunda paz, por primera vez en mucho tiempo se sintió bien, ante sus ojos se veía un artefacto de luz, sin saber cómo giro y vio una cama de hospital, en ella había una joven, le costó saber su edad, los ojos le resultaron conocidos, “es una pesadilla” se dijo, en la cama se veía un esqueleto apenas recubierto de piel, una imagen que la aterrorizo, alrededor de la cama enfermeras trataban de reanimarla sin éxito.

La joven gritaba pero nadie la oía, “Ana!! Mía!!, no me abandonen yo les pertenezco!!”

Desde el pié de la cama una voz le contesta, “lo sé”. La joven alcanza a ver una figura oscura que sonríe de manera sarcástica, y tras saludar con una reverencia sutil desaparece.

La joven queda espantada, pensó que ellas serian distintas, una fuerza muy potente la jaló hacia arriba y una luz la envolvió, sintió que entraba a un lugar, sintió que un ser muy luminoso le permitía la entrada, ella en pensamiento le pregunta: “termino?” una cálida voz le responde: “si”, “quien era la figura oscura?”, “solo oscuridad”, “porque me guió hasta la muerte?”, “ella se queda con lo que tu pierdes”, “yo nunca tuve nada nunca tuve algo que perder…”, tras un breve silencio la voz le responde con tono amoroso: “te equivocas pequeña, se quedó con tus sueños, con mil caricias de amor que no tocaron tus mejillas, con miradas de orgullo de aquellos que aún te aman, con la sonrisa perfecta de los hijos que ya no tendrás, con los frutos de la tierra que no sembraste, se quedó con tu vida, y eso pequeña es quedarse con mucho”.

En su mente comenzaron a venir recuerdos, de su niñez y adolescencia, y una gran angustia inundó su pecho, no por ella, ni por lo que perdió, sino por sus amigas, si pudiera avisarles. Pero ya era tarde…
 

Ser.


sábado, 14 de mayo de 2011

La Perilla


Aníbal es un hombre simple, como podría ser cualquier hombre, vive en una ciudad modesta, de poco más de doscientos mil habitantes, vive con Estela su esposa, tienen una hija llamada Elizabeth de 14 años. Como todos los días Aníbal sale en su auto muy temprano, trabaja nueve horas en su oficina y vuelve por la tarde, Estela es ama de casa, Elizabeth estudia en un colegio cercano.
Ellos no lo saben pero sus vidas al igual que las vidas de muchos en la cuidad está cerca de terminar, no por devenires del destino, no por la voluntad de un dios caprichoso, sino por las consecuencias simples de sus propios actos.
Consecuencias encadenadas como fichas de dominó puestas en fila, una a una puesta con la delicadeza de un paciente artesano, el primer movimiento es simple, casi inofensivo, diría casi imperceptible, los últimos en cambio son majestuosos, dignos de las más poderosa manifestación de poder que hombre alguno pueda ver.

Día a día las emanaciones de nuestros autos inundan el cielo, los gases que se elevan tétricamente de los campos de basura que nutrimos vorazmente, los bosques que minuto a minuto desaparecen como nuestra conciencia, como langostas voraces vamos devorando las hojas de los shopping dejando una la estela de residuos no reciclables, con la simpleza que derrochamos el agua se mueven las primeras piezas del gran dominó.
Nuestros jueces nos perdonan cuando dañamos sin conciencia de nuestros actos, pero la naturaleza es un juez más implacable, ni la estupidez ni la ignorancia es motivo de perdón.

Una madrugada de otoño la tierra en las profundidades del mar se estremece como aturdida por tanta insolencia, y brama lava y roca, sangra fuego en un increíble despliegue de luz y oscuridad. A cientos de quilómetros de allí Aníbal y su familia cenan mientras miran un Reality Show, pronto estarán muertos como tantos otros, una mano que llamaremos despiadada los cubrirá, una gran ola desplazándose con la elegancia y la majestuosidad que solo la naturaleza puede hacerlo limpiará su piel de aquello que la daña.

Los noticieros hablaran de desastre, mostraran imágenes de dolor y tristeza, y por un momento, solo por un momento nos conmoveremos, luego cambiaremos el tremendista noticiero y pondremos el Reality que tanto nos gusta.

Quiere la vida que seguir su curso, pagaran justos por ignorantes, daremos más responsabilidad a los más irresponsables, pero no nos liberaremos de culpa, no ante el gran juez, su veredicto será silencioso, su castigo lo veremos cuando ya sea tarde.

Pero la vida, su plenitud, su belleza y esplendor seguirá siendo, con o sin nosotros.
Y eso está bien, y eso me deja en paz.
Tal vez sea lo único importante.

viernes, 13 de mayo de 2011

Un Sueño Raro


Las luces de los leños jugaban con cálidos reflejos, las sombras dibujaban formas efímeras en la pared.
En la sala todo estaba ordenado, era de noche, había un hogar con leños encendidos.
No era mi casa, pero no me resultaba extraña, me acerco a una mesa, alguien estaba sentado mirando el fuego, levanta la vista y me observa, sus ojos eran extraños solo podía ver su mirada, no podía enfocar su rostro.
“Siempre me fascinó el fuego”, me comenta con tono irónico.
“Supongo que por eso a mí también”, le comento en el mismo tono.
Alcance a divisar un gesto de satisfacción y en un ademan simple me invitó a sentarme.
Me desplazo a la pared lateral y tomo una botella de vino de una pequeña bodega, con la naturalidad que hacemos las cosas en los sueños, tomo un buen vino, recuerdo que era un Malbec cosecha 2004 edición limitada.
Lo sirvo en dos vasos sencillos pero muy finos, él lo sujeta con una mano, lo eleva en gesto de brindis y lo degusta con delicadeza.
Y mientras observa el vaso aún lleno comenta: “Mejor que el de Caná”, y ríe con soltura. “Los milagros son cosa de hombres”, le contesto con algo de nerviosismo.
Pruebo el vino, lo encuentro perfecto, y me asombro el sentir su gusto, “pero si estoy soñando”, murmuré en voz alta, él me mira encoje los hombros y comenta: “que es real amigo, yo nunca lo fui y aquí estoy”, y vuelve a servir los vasos.
Me mira serio y comenta: “tú lo sabes, siempre lo supiste, pero la mayoría siempre gana amigo mío”
Observé un momento los reflejos que jugaban en mi vaso y reflexiono en silencio, es verdad, siempre supe que dios no existía, y aquí estaba él tomando un buen vino con migo.
Él muy sereno continua mirando el fuego, y sin perturbar la quietud del silencio comenta: “yo no soy real, pero mi hijo si lo es, sé que eso te perturba amigo”
Sonreí de manera relajada, saboreamos el segundo vaso de vino, y quedamos en silencio, noto que mi silla es cómoda del tipo reposera con apoya brazos, me reclino disfrutando el momento, él me observa como esperando una respuesta.
En mi mente se agolpaban imágenes y conjeturas, con la velocidad que solo puede contener un sueño, “quien puede ser demasiado real para no ser humano, y demasiado perfecto para serlo”.
Poco a poco las imágenes se fueron dispersando, y sentí en mi nuca la presión de la almohada, a lo lejos los reflejos del fuego se esfumaban, en mi boca todavía quedaba el exquisito sabor del vino, y una frase que se repetía una y otra vez: “porque me buscas entre los muertos”…

martes, 12 de abril de 2011

Como Hojas de Otoño


He tratado de escribir o tal vez solo he querido,
Pero mi alma quien es la que dicta solo guarda silencio.
Busque en el espejo mis ojos, y en ellos pretendí saber que pasaba.
Solo encontré una angustia profunda, como la que se construye solo con el tiempo cuando se es consciente de un gran dolor.
Trate de convencerme de que lo tengo todo, pero las palabras palidecían y caían como hojas secas de otoño.
Algo se estremeció en mí pecho, como si mi alma me observara, y supe que nuevamente me estaba engañando.
Porque pretendemos lo que no es posible obtener. Qué sentido tiene amar a quien no será...
El buen vino sigue teniendo el mismo sabor, la luna sigue tan esplendida como lo era ante su presencia…
La vida se levanta con la fuerza imparable de la mañana, y mi corazón impotente no puede atraparla.

sábado, 1 de enero de 2011

Shss!! Ahora no...


A veces la vida se levanta como mar tempestuoso
A veces el viento del destino nos lleva por caminos desconocidos
Otras como ahora, se presenta como un lago calmo y sereno

Cuando esto pasa mi mente se rinde sin contienda
Los recueros desaparecen como la brisa tras la calma
Hasta de mí me olvido
No hay preguntas, no hay apuro…

Mi cuerpo por su lado disfruta desintegrándose sin pudor
Mi respiración suspira paz
Y surge esa palabra que brota cuando mi alma se siente en casa
Casi sin ser dicha, casi sin ser oída

Gracias…

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