lunes, 26 de diciembre de 2011

Deseos


Hace tiempo cuando de niño abandone el universo de la observación plena para encerrarme en el pequeño mundo de las creencias, pensaba que con solo desear algo con fuerza por solo saber que es bueno se cumpliría.
Muchas navidades deseé y pedí con plena convicción que nadie estuviera solo, que ningún niño se sintiera abandonado por no recibir un juguete o que no faltara el pan en ninguna mesa en cualquier parte del mundo.

Pronto supe que no era atan fácil.

El poder de mi adolescencia me llevo a creer que si regaba mis sueños con la fuerza de la esperanza pronto florecerían. Pero tampoco funciono.

Cuando en mi adultez descubrí el poder de ser hombre y creí en mí, en el poder de la convicción y la perseverancia de un alma, descubrí que podía volver a soñar.

En la confianza que hoy tengo en la humanidad deseo y les deseo felicidades para estas fiestas, sabiendo que todo es posible.
Ya no por el designio postergado de dios trabado en la burocracia de la fe, sino por la convicción de hombres y mujeres simples dispuestos a materializar sus sueños.