sábado, 23 de julio de 2011

La Princesa (un cuento real)



La joven volvía de estudiar con sus amigas, estaba esplendida, el sol elevaba los reflejos de su cabello he iluminaba sus hermosas piernas ya delineadas debajo de la falda, era hermosa, no la más hermosa, pero si una de las más hermosas.

Una amiga le comenta que podía ser más hermosa aún, podía ser la princesa que a todos fascinaría, es re fácil le comento la niña, solo tienes que seguir los consejos de Ana y Mía, pues en realidad son hermanas.

La joven comenzó un camino que la llevo a parecerse cada vez más a la princesa de sus sueños, cada día se sentía más cerca y se veía más lejos de esa muñeca que aún gobernaba la cabecera de su cama.

Ana y Mía se convirtieron en su guía, y ella en su devota seguidora, la joven paso por grandes desafíos, su familia por ejemplo, ellos no la entendían le pedían que coma, martirizaban su cerebro cada vez más confuso obligándola a hacer lo que no quería, incluso su novio la obligaba a comer cuando ni siquiera tenía hambre, en estos casos es cuando solo Mía podía asistirla, pero aun así no era fácil, pues su familia la vigilaba siempre.

La joven quedo sola, pero sus guías también la asistirían en esto, pues la acercaron a una comunidad cada vez más grande de seguidoras de Ana y Mía, ellas si la comprendían, ellas si la acompañaban, la joven ya no estaba sola.

Cuál será el peso de la perfección?, solo esa pregunta manejaba sus metas, no fue suficiente con 55, tampoco los 50, creí que los 45 era mi última meta, serán los 40?, era ese el número de la Princesa perfecta. Odiaba los espejos, ellos engañaban, deformaban las imágenes, atormentaban los sentidos.

Una tarde la joven dormitaba en el banco de un plaza, estaba muy débil, cuanto hace que ayunaba?, tres días o cuatro?, ya no lo recordaba, pero dormir estaría bien, dormir también adelgaza.

Entre sueños escucho una sirena y ruidos metálicos, una voz de hombre ordenaba colocar una sonda, se escuchó el llanto de una mujer, parecía el de su madre. Luego sintió una gran y profunda paz, por primera vez en mucho tiempo se sintió bien, ante sus ojos se veía un artefacto de luz, sin saber cómo giro y vio una cama de hospital, en ella había una joven, le costó saber su edad, los ojos le resultaron conocidos, “es una pesadilla” se dijo, en la cama se veía un esqueleto apenas recubierto de piel, una imagen que la aterrorizo, alrededor de la cama enfermeras trataban de reanimarla sin éxito.

La joven gritaba pero nadie la oía, “Ana!! Mía!!, no me abandonen yo les pertenezco!!”

Desde el pié de la cama una voz le contesta, “lo sé”. La joven alcanza a ver una figura oscura que sonríe de manera sarcástica, y tras saludar con una reverencia sutil desaparece.

La joven queda espantada, pensó que ellas serian distintas, una fuerza muy potente la jaló hacia arriba y una luz la envolvió, sintió que entraba a un lugar, sintió que un ser muy luminoso le permitía la entrada, ella en pensamiento le pregunta: “termino?” una cálida voz le responde: “si”, “quien era la figura oscura?”, “solo oscuridad”, “porque me guió hasta la muerte?”, “ella se queda con lo que tu pierdes”, “yo nunca tuve nada nunca tuve algo que perder…”, tras un breve silencio la voz le responde con tono amoroso: “te equivocas pequeña, se quedó con tus sueños, con mil caricias de amor que no tocaron tus mejillas, con miradas de orgullo de aquellos que aún te aman, con la sonrisa perfecta de los hijos que ya no tendrás, con los frutos de la tierra que no sembraste, se quedó con tu vida, y eso pequeña es quedarse con mucho”.

En su mente comenzaron a venir recuerdos, de su niñez y adolescencia, y una gran angustia inundó su pecho, no por ella, ni por lo que perdió, sino por sus amigas, si pudiera avisarles. Pero ya era tarde…
 

Ser.